El Prat de Llobregat fue conocido, durante siglos, como “el pueblo de las fiebres”; nombre genérico que comprendía enfermedades tales como el paludismo, la disentería, el tifus y las hepatitis; provocadas por los mosquitos y el agua no potable. La falta de condiciones higiénicas en el delta del Llobregat, hasta hace muy poco, causó verdaderos estragos a nuestros antepasados, indefensos a merced de un medio hostil e inclemente. Estas son pequeñas historias de aquella gente, marcada por la insalubridad, la pobreza, la incultura, la violencia, el trabajo y el sudor pegado al cuerpo, pero sobre todo, por un amor desmedido hacia esta tierra.

domingo, 28 de abril de 2013

La Telegrafía del Prat I

En los terrenos del aeropuerto de Barcelona–el Prat, muy cerca del cementerio municipal, se encuentra una pequeña construcción de aire modernista que pasa desapercibida para la mayoría de las personas que la contemplan. La Central telegráfica sin hilos, conocida popularmente como la Telegrafía, fue diseñada por Josep Puig i Cadafalch, construida por Josep Monés i Jané y financiada por la Marconi’s Wireless Telegraph Company Limited; como parte de la red telegráfica sin hilos de España que debía comunicar la península con Canarias, América y resto de Europa. Tras años de servicio ininterrumpido, fue abandonada en la década de los años cincuenta, convirtiéndose en almacén y cuadra de diseño para el privilegiado ganado pratense; que casi provocó su desaparición.  Restaurada en el año 2004, es, probablemente, la única central radiotelegráfica construida por Marconi que se conserva en España.


La Telegrafía del Prat en la actualidad


LA TELEGRAFIA DEL PRAT
Construcción
El 21 de marzo de 1911, el constructor local, Josep Monés i Jané (1) –autor, entre otros edificios emblemáticos del Prat, de la granja de la Ricarda- , firmó un contrato con la promotora Marconi’s Wireless Telegraph Company Limited, por el que se comprometía a construir, en el plazo de dos meses, el edificio que albergaría la central telegráfica sin hilos del Prat de Llobregat; según los planos de Josep Puig i Cadafalch (2), una de las figuras principales del modernismo catalán.  En agosto del mismo año, el ministerio de la Guerra autorizó la instalación de la estación radiotelegráfica ubicada en la finca “La Ricarda”, propiedad del industrial Manuel Bertrand, que en noviembre ya estaba en funcionamiento.
La Telegrafía del Prat es un edificio austero, de pequeñas dimensiones -11x6 metros, aproximadamente-, con planta y altillo, y cubierta de teja árabe a dos vertientes. Se encuentra aislado del suelo mediante una estructura de pilares de hormigón y vueltas de mahón. La fachada principal es simétrica, con cabecera escalonada de estilo flamenco y mansardas laterales; en la posterior, más sencilla, sobresalen un grupo de ventanas de composición vertical.  En una de las fachadas testeras, también simétricas, destacan una escalera exterior de dos tramos hasta la planta altillo y cabecera maciza con dos chimeneas; mientras que en la opuesta encontramos dos grandes ventanas cuadradas en planta baja y tres verticales en planta altillo. La planta baja estaba destinada a albergar la sala de telegrafía y una zona de atención al público, mientras que la planta altillo estaba diseñada como vivienda del telegrafista y su familia; aunque según testimonios orales, fue utilizada como espacio de trabajo administrativo.
El edificio llegó a tener cinco grandes antenas entrelazadas (1915), la central medía 85 metros y las cuatro restantes, 60 metros cada una; todas ellas de madera de pino de melis y forradas de hierro; visibles desde muchos kilómetros.
DESCRIPCIÓN
El diario La Vanguardia, en su edición del día 1-7-1914 (3) narra la visita de la Sociedad Astronómica de Barcelona a la estación radiotelegráfica del Prat de Llobregat: “pudieron examinar en primer término el motor de gasolina que sirve para cargar una batería de acumuladores; la corriente de éstos acciona una dinamo que tiene acoplado sobre el mismo eje el disco rotativo del excitador Marconi y el motor un alternador; la corriente de éste pasa á un transformador para levar el voltaje, estando intercalado en el circuito secundario del mismo el interruptor, una batería de condensadores, el excitador Marconi antes mencionado y el inductor del transformador de alta frecuencia, cuya corriente inducida puede ser ya lanzada á la antena; aunque, según explicó el señor Crespo (jefe de la estación), ordinariamente aquella estación no funciona de esta manera, sino que esta última corriente carga otra batería de acumuladores cuya descarga entre dos semiesferas metálicas produce la descarga oscilante que acciona sobre la antena.
En otra habitación separada se hallan el manipulador de la estación transmisora y todos los órganos de recepción. Recibieron instructivas explicaciones sobre el funcionamiento del detector magnético de Fleming, etc., y por fin, en la parte exterior del edificio, las grandes antenas sostenidas por postes metálicos, de las cuales el del centro tiene 85 metros de elevación”.
DECADENCIA, ABANDONO Y RESTAURACIÓN
Después de un crecimiento continuo hasta el año 1927, la red telegráfica sin hilos española entró en un periodo de estancamiento hasta su práctica desaparición, durante la guerra civil. Tras la contienda, su uso se restablece, pero con una utilización minoritaria. La proximidad de la casa de la Telegrafía del Prat al aeropuerto (4), junto a las pocas perspectivas de futuro, desembocaron en la retirada de las antenas por parte de la empresa concesionaria de Marconi el año 1949. El año 1952, el último telegrafista de la estación del Prat, el señor Joan Petrus se jubiló, y con él, el edificio modernista de Josep Puig i Cadafalch, que fue desmantelado y cayó presa del olvido. Durante décadas, el edificio y los terrenos adyacentes fueron utilizados como almacén, cuadra y matadero de ovejas, llegando a un estado precario de conservación que hizo temer por su conservación.
BCIL (Bien Cultural de Interés Local)
El 26 de junio de 1996, el Ayuntamiento del Prat de Llobregat acordó en pleno municipal la declaración de la central telegráfica sin hilos como BCIL y su inscripción en el Catálogo del patrimonio cultural catalán, acogiéndose a la Nueva Ley del Patrimonio Cultural Catalán (ley 9/93, de 30 de septiembre), que permitía a los consistorios tomar parte en la defensa de su patrimonio, mediante la figura del BCIL, que protegía a los edificios destacados de la población. Eusebi Casanelles, director del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Catalunya, argumentó: “ La preservación de este edificio es necesaria por dos motivos. Es uno de los pocos edificios técnicos que existen en Catalunya y constituye un testimonio excepcional de la introducción de la radio en Catalunya y por tanto se puede considerar como uno de los símbolos del inicio de una de las tecnologías más importantes del siglo XX”.
Probablemente, la Telegrafía del Prat es el único edificio que se conserva de la red telegráfica sin hilos creada por Guglielmo Marconi en España. Su importancia radica en que esta tecnología constituyó un avance crucial en las comunicaciones mundiales y abrió el paso a otros inventos basados en la aplicación de las ondas electromagnéticas.
REHABILITACIÓN

El edificio fue restaurado por Aena el año 2004, siguiendo el proyecto del arquitecto Lluís Domènech Girbau, bisnieto del modernista Lluís Domènech i Montaner. Actualmente, se encuentra ubicado en los terrenos del aeropuerto de Barcelona-el Prat, cerca del cementerio municipal. La rehabilitación ha conservado los elementos característicos de la construcción, aunque ha desaparecido la escalera exterior de dos tramos a la planta altillo y la disposición y forma de algunas ventanas. En un primer momento, se barajó la hipótesis de convertir el edificio en un museo de la radiotelegrafía, recreando cómo eran estas sedes a principios del siglo XX, aunque, finalmente, no se le ha dado ningún uso.

La Telegrafía del Prat II

La Telegrafía del Prat. Fotografía cedida por Àlex Domínguez Monés, perteneciente al fondo fotográfico de Josep Monés i Amat


LA TELEGRAFÍA SIN HILOS EN ESPAÑA
A finales del siglo XX, la posibilidad de establecer comunicaciones transoceánicas sin cable centraba el interés de la ciencia. Guglielmo Marconi, basándose en investigaciones de Nikola Tesla, Maxwell, Hertz, Branly, Lodge y Popov; patentó el invento e inició su explotación en Inglaterra (1901), utilizando grandes antenas unidas en red a una central emisora y receptora. En España, la ley del 26-10-1907 autorizaba el uso de la radiotelegrafía sin cables y el Real decreto del 24-1-1908 dictó las bases y reglamentos del servicio, monopolio del Estado, que preveía la construcción de 24 estaciones que debían comunicar la península con las islas Canarias, América y resto de Europa. El 20 de mayo de 1908, se adjudicó el contrato de explotación a la Sociedad Española Oerlikon, que cedió sus derechos a la recién creada Compañía concesionaria del servicio público español de telegrafía sin hilos. Un año después, sólo se habían construido tres estaciones (Las Palmas, Tenerife y Cádiz), incumpliendo el contrato con el Estado, lo que desemboca en la concesión del servicio a la Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos (CNTsH), financiada por la empresa Marconi’s Wireless Telegraph Company, en el año 1911. El 31 de agosto del mismo año, el Estado publica una Real orden que obliga a disponer de servicio radiotelegráfico a los buques de pasajeros, correos del Estado, subvencionados, y todos aquellos que lleven a bordo más de 50 personas, incluyendo a la tripulación. En mayo de 1912, se inauguró la red telegráfica sin hilos, con estaciones en Aranjuez (Madrid), Cádiz, Tenerife, las Palmas, Vigo y el Prat de Llobregat (Barcelona); y dos años más tarde, el 17-7-1914, se estableció la primera comunicación entre España y Gran Bretaña. Hasta el año 1927, en que se firma en Washington el nuevo Convenio Radiotelegráfico Internacional que abre la puerta a la entrada de nuevas empresas, la radiotelegrafía experimentó un crecimiento continuo como complemento de la telegrafía eléctrica, ensombrecido por la gran inversión realizada. En 1929, la CNTsH se integró en el sindicato Transradio Español, concesionario de las patentes de las casas Marconi’s Wireless Telegraph Company, Compagnie Génèrale de Télegraphie sans fils y Gesellschaft für Drahtlose Telegraphie m.b.h. Telefunken, compartiendo el dominio del sector con la empresa norteamericana concesionaria de la Compañía Telefónica y de la S.A. Radio Argentina. Hasta el año 1936, el servicio permanece estancado por falta de demanda y durante el periodo de la guerra Civil prácticamente desaparece. Tras la contienda, una vez vencida la concesión de licencias, las emisoras costeras quedaron al mando de Correos y Telégrafos y, a partir de 1970, la explotación del Servicio Móvil Marítimo se transfirió a la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE). El servicio de radiotelegrafía terrestre disminuyó durante la década de los cincuenta con la entrada de nuevas tecnologías como la telefonía y el sistema télex (1952), que acabaron con la aventura de la comunicación telegráfica sin hilos no ligada a la navegación.
El día 20 de julio de 1937, moría en Roma el inventor y Premio Nóbel de Física, Guglielmo Marconi. Todas las emisoras de radiotelegrafía y radio, salvo las españolas inmersas en la guerra Civil, pararon durante dos minutos sus emisiones, para recordar el silencio que existía en la comunicación sin hilos, antes de su creación y puesta en marcha.
EL NAUFRAGIO DEL TITÁNIC
El buque RMS Titanic naufragó la madrugada del 15 de abril de 1912 durante su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York, tras chocar contra un iceberg. Murieron 1.514 personas, de las 2.223 que viajaban en él. Los telegrafistas de la compañía Marconi: John George “Jack” Phillips y Harold Sidney Bride estuvieron enviando mensajes de socorro (“CQD” y “SOS”), hasta las 2:17 AM; tres minutos antes de que el buque se hundiera. Estas llamadas fueron recibidas por el buque Carpathia, a unas 58 millas de distancia, que desvió el rumbo y forzó la marcha para recoger a los supervivientes de la tragedia. Más cerca, a unas 10 millas, se encontraba el SS Californian que no recibió el aviso por tener la radio apagada. La llamada de socorro permitió el salvamento de más de 700 personas y que la legislación internacional se modificase, restringiendo las comunicaciones privadas a las bandas inferiores, y la obligación de que los barcos dispusiesen de una estación de radio operativa durante las 24 horas.
Por otro lado, volviendo a los telegrafistas, Harold Bride fue rescatado a bordo de un bote de salvamento, mientras que Jack Phillips murió de hipotermia, mientras esperaba el rescate, cuando el bote en que se encontraba volcó en aguas del océano Atlántico. Tenía veinticinco años de edad.




NOTAS:
  • (1). Josep Monés i Jané (1872-1923). Constructor y político pratense. Fue alcalde del Prat entre 1916 y 1917. Entre sus construcciones destacan: cuadras de la granja de la Ricarda (1911), casa de la Telegrafía (1912), torre de Rossent Soler (1915), la Papelera Española, SA (1917), y la cimentación de la fábrica de tabaco de Tarragona (1921), donde descubrió una necrópoli romana que se convertiría en la base del Museo Arqueológico de la ciudad.
  • (2). Josep Puig i Cadafalch (Mataró, 17-10-1867; Barcelona 23-12-1956). Arquitecto modernista, doctor en Ciencias Exactas, catedrático de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, historiador del arte y político. Fue fundador de la Lliga Regionalista de Catalunya, regidor del Ayuntamiento de Barcelona (1901-1903), diputado a las Cortes españolas (1907-1910), diputado provincial (1913-1924) y presidente de la Mancomunitat de Catalunya (1917-1924). Entre sus obras arquitectónicas destacan: la casa Martí, conocida como “Els Quatre Gats”, la casa Amatller, la casa de “les Punxes”, la casa Quadras y la fábrica Casarramona.
  • (3). La Vanguardia, miércoles 1 de julio de 1914. Pág. 3.
  • (4). La proximidad de las antenas de la estación telegráfica sin hilos al aeropuerto constituían un peligro para la navegación, como demuestra la noticia publicada por el diario ABC, el día 15 de junio de 1929: “ACCIDENTE AVIACIÓN. Un piloto francés muerto en accidente. Barcelona 14, 11 noche. A primera hora de la tarde se tuvo noticias de un accidente de aviación ocurrido en el aeródromo del Prat de Llobregat. Al reanudar el vuelo un aparato de la Latecoere, que había llegado de Toulouse, una de las alas del avión tropezó con la antena de la radio allí establecida, precipitándose a tierra, ocasionando la muerte del piloto francés, Sr. Gabarreau. El avión quedó totalmente destrozado.”



  

REFERENCIAS:
L’Abans. El Prat de Llobregat. Recull gràfic 1894-1965. Joan Montblanc. Edit. Efadós, S.L.
Un flaix a la ciutat del Prat. Visita per a Mestres i professorat. 9-12-2008. Ajuntament del Prat de Llobregat – Generalitat de Catalunya. Departament d’ Educació. Servei Educatiu Baix Llobregat IV. El Prat de Llobregat.
La Telegrafía del Prat de Llobregat (III Curs d’Història del Prat). Organitzat per Amics d’el Prat. Exposició Margarida Gómez.
www.xtec.es/crp-elprat/mediloc/telegraf/edifici/telegraf.htm. La Telegrafia sense fils al Prat. 
www.ucm.es/info/hcontemp/leoc/telegrafia%20sin%20hilos.htm. Telegrafía sin hilos en España 1905-1936
ABC. Sábado, 15 de junio de 1929. Edición de la mañana. Pág. 35.
La Vanguardia. Miércoles, 1 de julio de 1914. Pág. 3
www.chimevapor.wordpress.com. Central Telegràfica Marconi (El Prat de Llobregat).
www.totbarcelona.wordpress.com/2010/02/18/ruta-desconocida-casa-la-telegrafia_puig-i_cadafalch. Ruta desconocida. La Casa de la Telegrafía (Puig i Cadafalch de la mano con… Marconi)
La Telegrafía sense fils al Prat de Llobregat.
Historia de la Indústria en España. La electrónica y la informática. Emilio de Diego García. Editorial  ACTAS.
Indústria e Invenciones. 2 de diciembre de 1911. Nº 23. Pág. 5.
La Vanguardia. Martes, 1 de agosto de 1911. Página 8.
www.es.wikipedia.org/wiki/Josep_Puig_i_Cadafalch. Josep Puig i Cadafalch.
www.wikipedia.org. Edifici de la Telegrafía Marconi
La Vanguardia, martes 16 de abril de 1912. Primeras noticias del naufragio del Titánic.
La Energía Eléctrica. Nº 23. 10 de diciembre de 1911. Pág. 23
Vida Marítima. Diciembre de 1911
Vida Marítima. 10 de enero de 1912. La Telegrafía sin Hilos en el mar. Págs. 8-9
El Periódico. 25 de septiembre de 2001.
www.etsit.upm.es. Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación. Exposición: “El Titánic, un cambio decisivo para la historia de las telecomunicaciones”.
www.wikipedia.es Titánic.
www.adm.cat. Pàgina web d’Àlex Domínguez Monés. Historia del besavi, en Josep Monés i Jané.

sábado, 16 de febrero de 2013

El crimen del Prat (4/4)


EL INDULTO
Mientras el Prat de Llobregat recobraba la normalidad después de los tristes sucesos acontecidos, el condenado, Juan Rivera Campaña, veía pasar las horas, entre el horror y la esperanza, a la espera de un indulto que nunca llegaba. Preso en la cárcel de Sant Feliu, un edificio medieval donde los reclusos se hacinaban en condiciones inhumanas, su vida se debatía a la espera de una notificación oficial: la de ajusticiamiento por garrote, o la de indulto de la pena capital. Por suerte para él, la opinión pública estaba cada vez más en contra de este tipo de ceremonias “aleccionadoras”.
En enero de 1916, el ministro de Gracia y Justicia, señor Antonio Barroso Castillo, presentó ante el Consejo de Ministros varios expedientes de indulto de la pena de muerte, con motivo de la próxima onomástica del rey, para su aprobación. Entre estos expedientes figuraban los concernientes a los reos: Benjamín Gómez Rodero, de la Audiencia de Orense; Félix López Galiano, Vicente López Narro y Paulino Romero Sanz, de la de Guadalajara; Manuel Martínez García, de la de Almería y Ramón Esteban, Manuel Torrembó y Juan Rivera Campaña, de la de Barcelona.
El domingo 23 de enero de 1916, el rey Alfonso XIII de Borbón, conocido como el Africano, firmó los indultos aprobados en el último Consejo de Ministros, entre los que estaba el de Juan Rivera Campaña. Tras casi dos años de cautiverio, el reo podía por fin respirar tranquilo, sin tener que soportar la tensión que suponía que cualquier mañana podían trasladarlo al patíbulo para estrangularlo hasta morir. ¡Y el pánico a sufrir una muerte dolorosa!
El indulto real suponía la conmutación de la pena de muerte, por la de cadena perpetua. Juan Rivera Campaña, de unos treinta y siete años de edad, volvía a tener toda la vida por delante, toda una vida de desesperanza y arrepentimiento, ¿una vida?..
Jaume Codina i Vilà, el insigne historiador del Bajo Llobregat, escribía: “Esta tierra es la nuestra y aquella gente nuestra gente. Muchas veces he comparado –salvando las debidas proporciones- la penetración y pequeña conquista de nuestra Delta, con la del oeste americano: una tierra prometedora, nueva, llena de peligros, con diversidad de colonizadores, rivalidad de agricultores y ganaderos, un pueblo joven… Y la violencia, fatalmente como consecuencia inexorable. Una violencia a flor de piel, instantánea, brutal” (7).
La violencia se pagaba con violencia, y en esta trágica historia no existe un ganador, sólo perdedores.
NOTAS:
(7). Delta del Llobregat. La gent del fang. El Prat:965-1965. Jaume Codina i Vilà. Editorial Montblanc. Pág. 25.
Referencias:
Mundo Gráfico. 6 de mayo de 1914. Pág. 25.
La Vanguardia. Viernes 1 de mayo de 1914. Págs. 4-5
La Vanguardia. Jueves, 25 de febrero de 1915. Págs. 7-8
La Vanguardia. Viernes, 26 de febrero de 1915. Págs. 6-7
La Vanguardia. Domingo, 23 de enero de 1916. Pág. 11.
La Vanguardia. Lunes, 24 de enero de 1916. P.ag. 6.
ABC. Lunes, 24 de enero de 1916. Edición 1ª. Pág. 12.
La Vanguardia. Jueves, 14 de mayo de 1914. Pág. 5.
Delta del Llobregat. La gent del fang. El Prat: 965-1965. Jaume Codina i Vilà. Editorial Montblanc 1966.

El crimen del Prat (3/4)


EL JUICIO
La causa por el denominado “Crimen del Prat” se celebró los días 24 y 25 de febrero de 1915 en la sección primera de la Audiencia Provincial de Barcelona, sita en el Palacio de Justícia. El interés que despertó era tan grande que la cola de curiosos llegaba hasta la calle, impidiendo que muchos presentes pudiesen asistir al acto. Entre los asistentes, destacaba un numeroso grupo de abogados, vestidos con toga, y algunas mujeres, ubicadas en la tribuna. La vista estaba presidida por el señor Enrique Saavedra, siendo el fiscal y el abogado, los señores Julio Insausti y Valentín González Bárcena, respectivamente; ambos reconocidos oradores. Julio Insausti acusó a Juan Rivera de un delito de homicidio consumado y tres frustrados, con las agravantes de nocturnidad y haberse cometido en el domicilio de las víctimas; con el fin de robar los 500 o 600 duros que la familia Vallhonrat guardaba en su casa, procedentes de la venta de la cosecha. Con el botín, el acusado pretendía comprar un establecimiento que una tía suya, Teresa, poseía en el Prat, y pagar unas deudas contraídas en el negocio de las alubias, al que se dedicaba. El abogado, Valentín González Bárcena, negó la participación de su defendido en los hechos y añadió que, en caso de que el jurado no lo considerara así, el acusado habría actuado a impulso de un acceso de locura transitoria o sonambulismo.
Juan Rivera Campaña declaró durante aproximadamente una hora, negando haber estado en el Prat la noche de autos. Confesó haber mantenido negociaciones por la compra de un establecimiento en el Prat, que habían fracasado y mantener deudas, aún no vencidas, con industriales dedicados al negocio de las alubias. A la pregunta de si reconocía las armas del crimen expuestas sobre la mesa (un martillo, una azada y un hacha), afirmó no haber utilizado jamás dichas herramientas.
El abogado defensor citó a declarar, en primer lugar, a los peritos médicos, doctores Bravo y Tejero, que afirmaron que el procesado no era un loco, pero pudo haber cometido los hechos en un ataque de locura momentánea, o sonambulismo. Diagnosticaron que Juan Rivera es epiléptico larvado (5), su madre es histérico epiléptica y presenta otros antecedentes de locura o enfermedades nerviosas en la familia. Sin embargo, a las preguntas del fiscal, no pudieron precisar si el acusado fue el autor del crimen, o si sufrió un ataque de locura transitoria, que impediría juzgar la responsabilidad de los actos cometidos.
El fiscal llamó a declarar a los testigos: Domingo Vallhonrat Comas, Antonia Vallhonrat, Domingo Vallhonrat Vallhonrat, Carmen Comas Ràfols y Teresa Vallhonrat, que ratificaron los hechos y las acusaciones contra Juan Rivera. El masovero explicó que el acusado también se había presentado en su casa unos días antes de los hechos, preguntando por su madre. La abuela afirmó que había podido ver al procesado mientras encendía cerillas, que éste apagaba; aunque después de un largo incidente, confesó no haberlo visto después de irse a dormir.
Juana Mas, esposa de Juan Rivera, solicitó declarar, explicando que su marido había llegado a casa sobre las siete de la tarde, estuvo arreglando una jaula para cazar gatos, y se fue a dormir entre las ocho y las nueve de la noche. El fiscal le preguntó por qué había visitado al sereno para preguntarle si había visto a su marido la noche de autos, a lo que ella contestó que lo había hecho porque se le imputaba en el “crimen del Prat”.
Finalmente, declaró Manuel Garriga que afirmó haber visto al acusado bajar del tren, en la estación del Prat, a las ocho y media de la noche, aproximadamente.
A las siete de la tarde, se suspendió la vista, para que defensor y fiscal pudieran modificar sus conclusiones provisionales. La reanudación tuvo lugar a las diez de la mañana, en la misma sala y con los mismos problemas de aforo acontecidos el día anterior. El secretario, Enrique Gil, leyó las modificaciones presentadas: el defensor había retirado el supuesto acceso de sonambulismo, niega que su defendido sea el autor del crimen y se reitera en que, si el jurado no lo reconoce así, éste actuó en un ataque de locura momentánea. El fiscal acusa a Juan Rivera Campaña de asesinato consumado y tres asesinatos frustrados, con los agravantes de: abuso de confianza, haberse realizado en la morada de las víctimas, nocturnidad y PREMEDITACIÓN. La alevosía ha convertido el delito de homicidio, en asesinato, con el cambio que ello conlleva en la pena imputada.
Mientras que el fiscal resume los violentos acontecimientos sufridos por la familia Vallhonrat y niega el supuesto estado de “locura transitoria” de Juan Rivera; el defensor se embarca en una ardua tarea, intentando convencer al jurado de que los testigos presentados sufrieron una alucinación, o fenómeno de sugestión, que los relaciona con su defendido; que el detenido no tuvo tiempo de llegar a casa y lavar y secar la ropa antes de acudir al trabajo, o de que, en caso de Juan Rivera fuese el autor de los hechos, éste habría obrado en estado de locura momentánea.
Tras las exposiciones de Julio Insausti y Valentín González Bárcena se produjo un incidente en la sala, cuando el acusado respondió a la pregunta de si tenía algo que añadir: “Sé que se me va a imponer la pena de muerte…” (6). El presidente recriminó al acusado, ateniéndose a los preceptos que impiden hablar de las penas, en presencia de los miembros del jurado, y después, tras un resumen imparcial de los hechos, instó al tribunal a que respondiesen a las preguntas formuladas del veredicto.
- "Con arreglo a vuestra conciencia -solicitó el señor Saavedra- debéis fallar vosotros, sin pasión alguna, inspirados sólo en el deseo de hacer justicia. Si en conciencia creéis que el acusado es culpable, condenadle; si en conciencia creéis que es inocente, absolvedle" (6)
Tras cincuenta minutos de deliberación, el tribunal anunció su total acuerdo con las conclusiones del ministerio fiscal por lo que el señor Insausti solicitó la PENA DE MUERTE para el acusado. Juan Rivera Campaña escuchó la petición impasible, sin mostrar el menor síntoma de emoción. A las siete y veinte minutos, el Tribunal de Derecho se retiró a dictar sentencia, regresando a las nueve y cinco. El señor Saavedra leyó la sentencia que condenaba al acusado a la muerte en garrote, por el asesinato de Pedro Escoda, a tres penas de catorce años, ocho meses y un día, por los delitos de asesinato frustrado; a indemnizar con tres mil pesetas a los herederos del mozo asesinado, con mil a Domingo Vallhonrat, con trescientas a su esposa y con veinticinco al hijo del matrimonio; además de pagar las costas procesales correspondientes. Juan Rivera, que se negó a firmar la sentencia, continuaba sin mostrar el menor signo de emoción.
A las nueve y cuarto se dio por terminada la vista, y posteriormente, cuando ya no quedaban curiosos en los alrededores, se procedió al traslado del condenado a la cárcel, de donde ya nunca saldría.
NOTAS:
(5). Diferentes estudios médicos señalan que existen dos tipos de epilepsia: la real y la larvado. En la real, el sujeto sufre ataques convulsivos, expulsa espuma por la boca y puede llegar a morderse la lengua. En la epilepsia larvada no se producen ataques, pero sí otros síntomas como agresividad, falta de conciencia o amnesia.
(6). La Vanguardia, viernes 26 de febrero de 1915. Pág. 7