El Prat de Llobregat fue conocido, durante siglos, como “el pueblo de las fiebres”; nombre genérico que comprendía enfermedades tales como el paludismo, la disentería, el tifus y las hepatitis; provocadas por los mosquitos y el agua no potable. La falta de condiciones higiénicas en el delta del Llobregat, hasta hace muy poco, causó verdaderos estragos a nuestros antepasados, indefensos a merced de un medio hostil e inclemente. Estas son pequeñas historias de aquella gente, marcada por la insalubridad, la pobreza, la incultura, la violencia, el trabajo y el sudor pegado al cuerpo, pero sobre todo, por un amor desmedido hacia esta tierra.

sábado, 9 de febrero de 2013

La masía catalana II



1.- Torre de Defensa. Atalaya.
2.- Parapeto.
3.- Aspillera.
4.- Puente.
5.- Era.
6.- Masía. Casa de payés.
7.- Tejado.
8.- Golfas. Desván. Buhardilla.
9.- Alero.
10.- Ventana.
11.- Tronera.
12.- Dintel. Cargadero.
13.- Reloj de sol.
14.- Reja.
15.- Portal.
16.- Umbral. Tranco.
17.- Poyo.
18.- Clavellinera. Mesilla.
19.- Granero.

ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS.
Las masías responden a un tipo de arquitectura funcional, donde todo está ligado tanto a las necesidades como a las carencias del entorno. Se construye sobre la marcha, en función de los conocimientos de la naturaleza y el clima, utilizando los elementos disponibles: cañas, paja, ramaje, madera, tierra o piedra. Los materiales básicos son la piedra, utilizada para los cerramientos y la madera para la estructura. El notable espesor de los muros, de 30 a 50 cms, unido a los pequeños ventanales, constituyen una importante barrera térmica con el exterior, útil tanto en invierno como en verano. Los elementos ornamentales son escasos y están directamente ligados al poder adquisitivo de sus dueños. No constituyen una prioridad arquitectónica y se circunscriben fundamentalmente a voladizos y cubiertas. Las fachadas se revocan, más que con fines decorativos, para ocultar la piedra y protegerla de las inclemencias atmosféricas.

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